Carta de José María Córdoba
27 de enero de 1820
Mi noble amiga
Que no exponga mi vida me dices en tu carta y sabes que soy un loco que pierde su razón delante de las balas.
Sabes que no moriré en los campos de pelea sino en tus brazos y acariciado por tus manos que beso desde aquí con entusiasmo. Sabrás que cuando te veía a todas horas no creía que al apartarme de ti me dejaras en la oscuridad de las tinieblas. Y te juro que los realistas no me vencerán porque tú me guiarás en el combate y acabaré con ellos. ¡ Qué gloria volver a Rionegro y presentarte con mi amor crecido en la ausencia, mi espada tinta en sangre de los enemigos de la Patria !
Cuánto agradecí los regalos que me enviaste, sobre todo el dulce que traía mi nombre con jazmines estaba exquisito.
Comprendí que tus manos lo prepararon para tu Pepe.
Dile a Mercedes que el pañuelo para el cuello que me mandó está muy bueno y la cifra de seda parece hecha en imprenta.
Hazle una visita a mi familia y no cuentes allá que te escribí porque solo a ti te escribo, pues sigo muy enfermo y loco, loco de amor por ti.
Adiós, no te olvides de rezar por mi y de escribirme.
Tuyo:
PEPE
P: Te prometo cuidarme mucho solo por darte gusto.
Carta de Simón Bolívar a Manuelita Sáenz
Cuartel General en Guaranda a 3 de julio de 1822
A la distinguida dama, Sra. Manuela Sáenz
Apreciada Manuelita: Quiero contestarte, bellísima Manuela, a tus requerimientos de amor que son muy justos. Pero he de ser sincero para quien, como tú, todo me lo ha dado. Antes no hubo ilusión, no porque no te amara Manuela y es tiempo de que sepas que antes amé a otra con singular pasión de juventud, que por respeto nunca nombro.
No esquivo tus llamados, que me son caros a mis deseos y a mi pasión. Solo reflexiono y te doy un tiempo a ti, pues tus palabras me obligan a regresar a ti; porque sé que esta es mi época de amarte y de amarnos mutuamente.
Solo quiero tiempo para acostumbrarme, pues la vida militar no es fácil ni fácil retirarse. Me he burlado de la muerte muchas veces, y esta me acecha delirante a cada paso.
Qué debo brindarte: ¿un encuentro vivo acaso? Permíteme estar seguro de mí, de ti y verás querida amiga quién es Bolívar al que tú admiras. No podría mentirte. ¡Nunca miento! Que es loca mi pasión por ti, lo sabes.
Dame tiempo, Bolívar
Carta de Franz Kafka a Max Brod
Carta de la Chilindrina a don Ramón
Original
Celaya, Guanajuato.
Papá Querido:
Toda la semana me la pasé tomando clases de baile en la academia de danzas indigenístas: tango, guarachas y pasos dobles.
Ayer en la mañana mi tía se enojó conmigo y todo no más por que yo siempre me hago la chistosa, eso me dió rabia. Entonces tuve una idea, busqué a mi tía y se la participé.
Yo les conté que mi papá es viudo; como lo extraño mucho, me quiero regresar ya. Me va a llevar el mayordomo, pero voy a llegar cansada con el viaje.
Pero como el mayordomo no sabe dónde vivo, sería bueno que vinieras a recogerme a la estación… ¡Pero rápido que se hace tarde!
Según el Chavo
Si la haya Juana al gato:
Papá Cuerito:
Toda la semana me la pasé tomando. Me la pase tomando clases de baile en la epidemia de panzas indigestaditas, tengo guaraches y piso el doble.
Ayer en la mañana mi tía se mojó el ombligo… y todo no más por que yo siempre me hago la chis.
Esa medio rubia. Entonces tuve una idea y busqué a mi tía y se la partí.
Yo les conté que mi papá es beodo; como lo estriño mucho, me quiero regresar ya. Me va a llevar el mayor mono, pero voy a llegar casada con el viejo…
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